Niño Jesús de Praga, Palabra del día

PAN DE LA PALABRA MAR 11 DE 2022

PAN DE PALABRA VIERNES

 

PRIMERA LECTURA. De la profecía de Ezequiel 18, 21-28

Esto dice el Señor: “Si el pecador se arrepiente de los pecados cometidos, guarda mis preceptos y practica la rectitud y la justicia, ciertamente vivirá y no morirá; no me acordaré de los delitos que cometió; vivirá a causa de la justicia que practicó. ¿Acaso quiero yo la muerte del pecador, dice el Señor, y no más bien que enmiende su conducta y viva? Si el justo se aparta de su justicia y comete maldad, no se recordará la justicia que hizo. Por la iniquidad que perpetró, por el pecado que cometió, morirá. Y si dice: ‘No es justo el proceder del Señor’, escucha, casa de Israel: ¿con que es injusto mi proceder? ¿No es más bien el proceder de ustedes el injusto? Cuando el justo se aparta de su justicia, comete la maldad y muere; muere por la maldad que cometió. Cuando el pecador se arrepiente del mal que hizo y practica la rectitud y la justicia, él mismo salva su vida. Si recapacita y se aparta de los delitos cometidos, ciertamente vivirá y no morirá”. Palabra de Dios.

 

SALMO RESPONSORIAL. Salmo 129  –  R/. Si llevas cuenta de los delitos, Señor ¿quién podrá resistir?

  • Desde lo hondo a ti grito, Señor; Señor, escucha mi voz; estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica. R/.
  • Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir? Pero de ti procede el perdón, y así infundes temor. R/.
  • Mi alma espera en el Señor, espera en su palabra; mi alma aguarda al Señor, más que el centinela la aurora. Aguarde Israel al Señor, como el centinela la aurora. R/.
  • Porque del Señor viene la misericordia, la redención copiosa; y el redimirá a Israel de todos sus delitos. R/.

 

EVANGELIO. Del santo Evangelio según san Mateo 5, 20-26

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Les aseguro que si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, ciertamente no entrarán ustedes en el Reino de los Cielos. Han oído ustedes que se dijo a los antiguos: No matarás, y el que mate será llevado ante el tribunal. Pero yo les digo: todo el que se enoje con su hermano, será llevado también ante el tribunal; el que insulte a su hermano, será llevado ante el tribunal supremo, y el que lo desprecie, será llevado al fuego del lugar de castigo. Por lo tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda junto al altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano, y vuelve luego a presentar tu ofrenda. Arréglate pronto con tu adversario, mientras vas con él por el camino; no sea que te entregue al juez, el juez al policía y te metan a la cárcel. Te aseguro que no saldrás de ahí hasta que hayas pagado el último centavo”.

Palabra del Señor.

 

PARA MEDITAR: El texto evangélico se toma del discurso de Jesús en el monte. Comienza el Señor estableciendo una premisa sobre la nueva justicia, es decir, la nueva fidelidad, que pide el Reino de Dios: “Si no son mejores que los letrados y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos”. Jesús está refiriéndose al concepto de santidad que establecían los maestros de la ley judía, para decir que no alcanza el nivel requerido para la pertenencia al Reino, porque se queda en formalismo exterior y no va a la raíz interior, a las actitudes, al corazón.

 

Al discípulo de Cristo se le pide más. Jesús lo va a concretar a continuación mediante seis antítesis, de las que se lee hoy la primera, relativa al homicidio. El Señor apela a toda su autoridad, la de quien no vino a abolir la ley, sino a darle plenitud: “Han oído que se dijo…, pero yo les digo”. Jesús no se contenta con el mínimo legal de la letra escrita, sino que se sitúa en el máximo del amor y del espíritu de la ley. Por eso va mucho más allá de la prescripción mosaica sobre el homicidio físico (quinto mandamiento), generalizando su aplicación a todo hecho, palabra y gesto con intención injuriosa respecto del hermano.

 

El amor es antes que el culto. De ahí concluye Jesús la necesidad de la reconciliación fraterna para estar en regla con Dios y poder rendirle el culto debido. “Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano; y entonces vuelve a presentar tu ofrenda”. Jesús nos descubre hoy el nexo existente entre amor y culto, caridad y Eucaristía.

 

El amor fraterno y la reconciliación son condiciones previas para un culto auténtico a Dios. Por eso el sacramento de la reconciliación está orientado a la Eucaristía, en la que también se incluyen actos penitenciales y gestos de reconciliación fraterna para prepararnos dignamente a participar de la cena del Señor.

 

PARA REFLEXIONAR: ¿Hemos experimentado el amor de Dios hacia nosotros, que nos lleva a la conversión para tener vida? ¿A qué damos más valor: a cumplir la ley a vivir el amor?

 

ORACIÓN: Redime a tu pueblo, Señor, de todos sus delitos, y haznos vivir el gozo de la reconciliación contigo y con todos nuestros hermanos. Amén.

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