Niño Jesús de Praga, Palabra del día

PAN DE LA PALABRA MAR 28 DE 2022

PAN DE PALABRA LUNES.

 

PRIMERA LECTURA. Del libro de Isaías 65, 17-21

Esto dice el Señor: “Voy a crear un cielo nuevo y una tierra nueva; ya no recordaré lo pasado, lo olvidaré de corazón. Se llenarán ustedes de gozo y de perpetua alegría por lo que voy a crear: convertiré a Jerusalén en júbilo y a mi pueblo en alegría. Me alegraré por Jerusalén y me gozaré por mi pueblo. Ya no se oirán en ella gemidos ni llantos. Ya no habrá niños que vivan pocos días, ni viejos que no colmen sus años y al que no los alcance se le tendrá por maldito. Construirán casas y vivirán en ellas, plantarán viñas y comerán sus frutos”. Palabra de Dios.

 

SALMO RESPONSORIAL. Salmo 29  –  Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.

  • Te ensalzaré, Señor, porque me has librado y no has dejado que mis enemigos se rían de mí. Señor, sacaste mi vida del abismo, me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa. R/.
  • Tañen para el Señor, fieles suyos, celebrad el recuerdo de su nombre santo; su cólera dura un instante; su bondad, de por vida; al atardecer nos visita el llanto; por la mañana, el júbilo. R/.
  • Escucha, Señor, y ten piedad de mí; Señor, socórreme. Cambiaste mi luto en danzas. Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre. R/.

 

EVANGELIO. Del santo Evangelio según san Juan 4, 43-54

En aquel tiempo, Jesús salió de Samaria y se fue a Galilea. Jesús mismo había declarado que a ningún profeta se le honra en su propia patria. Cuando llegó, los galileos lo recibieron bien, porque habían visto todo lo que Él había hecho en Jerusalén durante la fiesta, pues también ellos habían estado allí. Volvió entonces a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había allí un funcionario real, que tenía un hijo enfermo en Cafarnaún. Al oír este que Jesús había venido de Judea a Galilea, fue a verlo y le rogó que fuera a curar a su hijo, que se estaba muriendo. Jesús le dijo: “Si no ven ustedes señales y prodigios, no creen”. Pero el funcionario del rey insistió: “Señor, ven antes de que mi muchacho muera”. Jesús le contestó: “Vete, tu hijo ya está sano”. Aquel hombre creyó en la palabra de Jesús y se puso en camino. Cuando iba llegando, sus criados le salieron al encuentro para decirle que su hijo ya estaba sano. Él les preguntó a qué hora había empezado la mejoría. Le contestaron: “Ayer, a la una de la tarde, se le quitó la fiebre”. El padre reconoció que a esa misma hora Jesús le había dicho: “Tu hijo ya está sano”, y creyó con todos los de su casa. Esta fue la segunda señal milagrosa que hizo Jesús al volver de Judea a Galilea. Palabra del Señor.

 

PARA MEDITAR: La Pascua, en perspectiva. Se abre hoy la cuarta semana de Cuaresma, y la proximidad de la Pascua se hace sentir en las lecturas bíblicas. Todo en Cuaresma está orientado hacia la resurrección con Cristo. Por eso no es la Cuaresma un tiempo tristón. El triunfo de Jesús sobre la muerte es el nuestro si creemos en Él y renovamos y vivimos la opción bautismal. Tema que se irá acentuando progresivamente hasta el final de la Cuaresma.

 

Una fe en progreso. La fe del funcionario real al servicio de Herodes Antipas se refiere, en un principio, al poder taumatúrgico de Jesús. Después se fía de su palabra cuando el Señor le dice: Anda, tu hijo está curado. Y más tarde, al comprobar personalmente la veracidad de tal aserto, cree en Cristo, y con él toda su familia. Es un proceso ascendente de fe: primero creyó en el poder curativo de Jesús de Nazaret, después en su palabra y, finalmente, en su persona. Aquí se completa la fe.

 

El contacto con Cristo es fuente de vida y nueva creación, que perdura y no pasa como el mundo que nos rodea. Él puede renovarnos cada día, aunque el cuerpo se vaya desmoronando. “Se lo aseguro: Quien escucha mi Palabra y cree en el que me envió, posee la vida eterna y no será condenado, porque ha pasado ya de la muerte a la vida”.

 

Con sus milagros, como el de hoy, que eran los signos del Reino, Jesús demostró su poder no solo sobre la enfermedad, sino también sobre la muerte, el enemigo número uno y siempre victorioso sobre la vida del hombre. Porque Cristo resucitó de entre los muertos, la última palabra no la tienen el pecado y la muerte, sino la vida y la salvación de Dios para el hombre que lo acepta por la fe y el bautismo. Cristo entregó su vida por la causa del hombre, y lo que desea es hacernos partícipes de su victoria definitiva sobre la muerte, es decir, de su propia resurrección que nos franquea las puertas de la dicha sin límites.

 

PARA REFLEXIONAR: ¿En nuestro compromiso con Dios y con nuestros hermanos están presentes la escucha de la Palabra, la fe y la alegría?

 

ORACIÓN: Señor, renueva nuestros corazones convirtiéndolos a la esperanza y al amor gratuito que se entrega sin interés ni medida. Amén.

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