Niño Jesús de Praga, Palabra del día

PAN DE LA PALABRA MAR 16 DE 2023

PAN DE PALABRA JUEVES

 

PRIMERA LECTURA. Del libro de Jeremías 7, 23-28

Esto dice el Señor: “Esta fue la orden que di a mi pueblo: ‘Escuchen mi voz. Yo seré su Dios y ustedes serán mi pueblo. Sigan el camino que les señalo, y todo les irá bien’. Pero no escucharon ni hicieron caso. Al contrario, caminaron según sus ideas, según la maldad de su obstinado corazón. Me dieron la espalda y no la cara. Desde que salieron sus padres de Egipto hasta hoy, les envié a mis siervos, los profetas, un día tras otro; pero no me escucharon ni me hicieron caso. Al contrario, endurecieron la cerviz y fueron peores que sus padres. Ya puedes repetirles este discurso, seguro que no te escucharán; ya puedes gritarles, seguro que no te responderán. Aun así, les dirás: ‘Esta es la gente que no escuchó la voz del Señor, su Dios, y no quiso escarmentar. Ha desaparecido la sinceridad, se la han arrancado de la boca’”. Palabra de Dios.

 

SALMO RESPONSORIAL. Salmo 94

  1. Ojalá escuchen hoy la voz del Señor: “No endurezcan su corazón”.
  • Vengan, aclamemos al Señor, demos vítores a la Roca que nos salva; entremos a su presencia dándole gracias, aclamándolo con cantos. R/.
  • Entren, postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro. Porque Él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo, el rebaño que Él guía. R/.
  • Ojalá escuchen hoy su voz: “No endurezcan el corazón como en Meribá, como el día de Masá en el desierto; cuando sus padres me pusieron a prueba y me tentaron, aunque habían visto mis obras”. R/.

 

EVANGELIO. Del santo Evangelio según san Lucas 11, 14-23

En aquel tiempo, estaba Jesús echando un demonio que era mudo. Sucedió que, apenas salió el demonio, empezó a hablar el mudo. La multitud se quedó admirada, pero algunos de ellos dijeron: “Por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios, echa los demonios”. Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo. Él, conociendo sus pensamientos, les dijo: “Todo reino dividido contra sí mismo va a la ruina y cae casa sobre casa. Si, pues, también Satanás se ha dividido contra sí mismo, ¿cómo se mantendrá su reino? Pues ustedes dicen que yo echo los demonios con el poder de Belzebú. Pero, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, los hijos de ustedes, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán sus jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el Reino de Dios ha llegado a ustedes. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros, pero, cuando otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte su botín. El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama”. Palabra del Señor.

 

PARA MEDITAR: En este tiempo de Cuaresma, la Palabra de Dios nos recuerda que también a nosotros el Señor nos está enviando permanentemente mensajeros y profetas para que denuncien nuestras infidelidades y nos inviten a la conversión. Sin embargo, Dios respeta nuestra libertad y no quiere obligarnos a ser buenos. Esa decisión debiera ser tomada por nosotros mismos, en respuesta a la iniciativa amorosa de Dios que nos quiere perdonar y renovar.

 

Cristo es la plenitud de la ley. El hecho de que Jesús ponga la plenitud de la ley en el amor que debe animar toda la vida del discípulo indica la importancia y la función de la ley en sí misma. La ley es necesaria en toda sociedad civil o Estado de derecho, como expresión de las condiciones mínimas que hagan posible la convivencia y salvaguardia de los derechos humanos; de lo contrario, se impondría la ley del más fuerte. También la comunidad cristiana tiene una ley de gobierno en el Código de Derecho Canónico; pero la Iglesia y el cristiano saben que su ley primera y básica es el Evangelio de Jesús.

 

Los cristianos hemos de sentirnos comprometidos en la misma causa de Jesús, nuestro maestro. Si Él empeñó su vida en la tarea liberadora de la comunidad y en la lucha contra toda forma de maldad, a nosotros nos compete la misma misión. Y debemos empezar por nosotros mismos, es decir, combatiendo de nuestro propio ser todo aquello que nos empobrece como personas, nos degrada y nos hace daño, o que ofende y acarrea males a nuestros semejantes: el odio y la ira, la violencia y los rencores, las injusticias e incoherencias, los egoísmos y negligencias.

 

PARA REFLEXIONAR: ¿Qué tan atentos estamos a la voz de Dios que nos invita a la conversión y a la fidelidad? ¿De qué manera estamos combatiendo el mal en nosotros mismos y en la sociedad?

 

ORACIÓN FINAL: Te alabamos, Señor, por tantos hombres y mujeres que dedican su vida a vencer el mal de nuestro mundo y testimonian tu Reino como embajadores de tu amor. Amén.

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