Niño Jesús de Praga, Palabra del día

PAN DE LA PALABRA MAR 07 DE 2022

PAN DE PALABRA LUNES.

 

PRIMERA LECTURA. Del libro del Levítico 19, 1-2.11-18

El Señor habló a Moisés y le dijo: “Habla a toda la comunidad de los israelitas y diles: Serán santos, porque yo, el Señor, su Dios, soy santo. No robarán ni defraudarán, ni engañarán a ninguno de su pueblo. No jurarán en falso por mi nombre, profanando el nombre de su Dios. Yo soy el Señor. No explotarás a tu prójimo ni te apropiarás de sus bienes. No te quedarás con el jornal del obrero hasta el día siguiente. No maldecirás al sordo ni pondrás tropiezos al ciego. Respetarás a tu Dios. Yo soy el Señor. No darás sentencias injustas. No serás parcial, ni por favorecer al pobre ni por honrar al rico. Juzgarás con justicia a tus conciudadanos. No andarás llevando chismes, ni causarás con una declaración falsa la muerte de tu prójimo. Yo soy el Señor. No odiarás en tu corazón a tu hermano. Reprende sin vacilación a tu compatriota, y así no serás responsable de un pecado. No te vengarás y no guardarás rencor a los hijos de tu pueblo; sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor”. Palabra de Dios.

 

SALMO RESPONSORIAL. Salmo 18  –  R/. Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.

  • La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma; el precepto del Señor es fiel e instruye al ignorante. R/.
  • Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón; la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos. R/.
  • La voluntad del Señor es pura y eternamente estable; los mandamientos del Señor son verdaderos y enteramente justos. R/.
  • Que te agraden las palabras de mi boca, y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón, Señor, roca mía, redentor mío. R/.

 

EVANGELIO. Del santo Evangelio según san Mateo 25, 31-46

Estas son las últimas instrucciones de Jesús a sus discípulos: “Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos sus ángeles, se sentará en su trono glorioso. Todas las naciones se reunirán en su presencia, y Él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de las cabras, y pone las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el Rey a los que tenga a su derecha: ‘Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que está preparado para ustedes desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre y me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estuve fuera de mi patria, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y vinieron a verme’. Entonces los justos le preguntarán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos con hambre, y te dimos de comer; con sed, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos fuera de tu patria, y te alojamos; desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?’. Y el Rey les responderá: ‘Yo les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo’. Luego dirá a los de su izquierda: ‘Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno preparado para el demonio y sus ángeles, porque tuve hambre, y no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; estuve fuera de mi patria, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron’. Y también ellos le preguntarán: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, fuera de tu patria o desnudo, o enfermo o preso, y no te servimos?’. Y Él les responderá: ‘Yo les aseguro que cada vez que dejaron de hacerlo con el más pequeño, dejaron de hacerlo conmigo’. Y estos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna”. Palabra del Señor.

 

PARA MEDITAR: Sobre el amor al prójimo habla el evangelio de hoy, en el que Jesús describe en parábola el juicio final. Este versará sobre la conducta respecto del hermano, especialmente el más necesitado. El trato que damos a los demás viene a finalizar en Cristo, porque él se identifica con todo hombre. Si en el discurso del monte la motivación del amor universal, incluso al enemigo, que nos propone Jesús estriba, como en el Levítico, en la santidad y perfección de Dios Padre, aquí es la identificación de Jesús con el prójimo, especialmente con el más pobre y desamparado.

En el texto evangélico de hoy queda patente el juicio divino de salvación no solo para los judíos, como explicaban los rabinos, sino para todo hombre y mujer de buena voluntad, para todos los pueblos y naciones. Lo que salva o condena a unos y otros es el amor o el desamor.

 

El amor como programa de examen. En ese juicio de Dios se da una reducción o simplificación a lo esencial de la religión que Jesús vino a establecer en el mundo de los hombres: amar o no amar. Esa es la cuestión; ese es el punto que nos califica definitivamente ante Dios. No cuentan tanto los sentimientos e intenciones, la ideología y las palabras, el decir “Señor, Señor”, lo que uno fue e hizo, valió y representó, trabajó y sufrió, creó y organizó, cuanto lo que amó o desamó a los hermanos. Porque esta es la voluntad de Dios, que el que lo ama a Él, ame también a los hermanos.

 

En este día de la Cuaresma hemos de realizar una conversión a lo esencial del cristianismo: el amor, para no perdernos en lo periférico, en lo devocional, ni siquiera en lo cultual solamente. Amar al prójimo dándole de comer y de beber, hospedándolo y vistiéndolo, visitando al enfermo y al encarcelado, es lo que Dios nos pide, lo que nos identifica como discípulos de Jesús.

 

PARA REFLEXIONAR: ¿Cómo hemos asumido la opción preferencial por los pobres, como expresión concreta de la obediencia a la voluntad de Dios?

 

ORACIÓN: Enciende nuestros corazones con el fuego de tu Palabra y danos tu Espíritu de amor que nos transforme por completo para que, amando a todos, merezcamos aprobar tu examen final. Amén.

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