Niño Jesús de Praga, Palabra del día

PAN DE LA PALABRA SEPT 03 DE 2024

PAN DE PALABRA MARTES

PRIMERA LECTURA. De la Primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 2, 10b-16
Hermanos: El Espíritu lo sondea todo, incluso lo profundo de Dios. Pues, ¿quién conoce lo íntimo del hombre, sino el espíritu del hombre, que está dentro de él? Del mismo modo, lo íntimo de Dios lo conoce solo el Espíritu de Dios. Pero nosotros hemos recibido un Espíritu que no es del mundo; es el Espíritu que viene de Dios, para que conozcamos los dones que de Dios recibimos. Cuando explicamos verdades espirituales a hombres de espíritu, no las exponemos en el lenguaje que enseña el saber humano, sino en el que enseña el Espíritu. Pues el hombre natural no capta lo que es propio del Espíritu de Dios, le parece una necedad; no es capaz de percibirlo, porque solo se puede juzgar con el criterio del Espíritu. En cambio, el hombre espiritual lo juzga todo, mientras que él no está sujeto al juicio de nadie. “¿Quién ha conocido la mente del Señor para poder instruirlo?”. Pues bien, nosotros tenemos la mente de Cristo. Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL. Salmo 144 – R. El Señor es justo en todos sus caminos.
• El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad; el Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas. R/.
• Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, que te bendigan tus fieles. Que proclamen la gloria de tu reinado, que hablen de tus hazañas. R/.
• Explicando tus hazañas a los hombres, la gloria y majestad de tu reinado. Tu reinado es un reinado perpetuo, tu gobierno va de edad en edad. R/.
• El Señor es fiel a sus palabras, bondadoso en todas sus acciones. El Señor sostiene a los que van a caer, endereza a los que ya se doblan. R/.

EVANGELIO. Del santo Evangelio según san Lucas 4, 31-37
En aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba. Se quedaban asombrados de su enseñanza, porque su palabra estaba llena de autoridad. Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu de demonio inmundo y se puso a gritar con fuerte voz: “¡Basta! ¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios”. Pero Jesús le increpó diciendo: “¡Cállate y sal de él!”. Entonces el demonio, tirando al hombre por tierra en medio de la gente, salió sin hacerle daño. Quedaron todos asombrados y comentaban entre sí: “¿Qué clase de palabra es esta? Pues da órdenes con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y salen”. Y su fama se difundía por todos los lugares de la comarca. Palabra del Señor.

PARA MEDITAR: Como comunidad de los hijos de Dios reunidos en asamblea celebrativa escuchamos sobre la santidad de Jesús, él es el santo de Dios, el santifica la vida liberando la de todo espíritu opresor que se instala en medio de ella y hace daño a algunos de sus miembros más débiles. En este sentido la santidad y santificación de nuestra comunidad creyente consisten en acoger maravillados el poder y autoridad de la palabra de Jesús por la que Dios obra la santidad en ella a pesar del pecado y obstinación de la humanidad. La buena noticia que se nos proclama, ciertamente nos atemoriza por su grandeza y autoridad, es que todo es don de Dios en su ungido, un año de gracia que permanece y actúa en la comunidad a pesar de la infidelidad del rechazo y la violencia humana, es el caso de Nazaret. El poder liberador de la proclamación del Evangelio es expresión del amor de Dios, que no se deja vencer por la incapacidad o cerrazón del ser humano, sino que siempre lo asume como pecador, lo libera, lo transforma, lo santifica y lo ama

PARA REFLEXIONAR: ¿Cómo actualizar el poder de la palabra de Jesús el santo de Dios, en medio de una sociedad que pareciera estar muy cómoda bajo el dominio de las fuerzas esclavizantes que la determina? ¿Qué eventos requieren una purificación o santificación para que triunfe la vida de Dios en ellos?

ORACIÓN FINAL: Padre Santo, danos tu Espíritu para reconocer la identidad de Jesús como el Santo de Dios, para dejarlo actuar santificando a la comunidad, para que su palabra realice en medio de nosotros toda acción necesaria para nuestra santificación y liberación, a fin de ser en el mundo testigos de tu santidad, amén.

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