Niño Jesús de Praga, Palabra del día

PAN DE LA PALABRA OCT 27 DE 2022

PAN DE PALABRA JUEVES

 

PRIMERA LECTURA. De la Carta del apóstol san Pablo a los Efesios 6, 10-20

Hermanos: Busquen su fuerza en el Señor y en su invencible poder. Pónganse las armas que Dios les da, para poder resistir a las estratagemas del diablo, porque nuestra lucha no es contra hombres de carne y hueso, sino contra los principados, autoridades y poderes que dominan este mundo de tinieblas, contra las fuerzas sobrehumanas y supremas del mal. Por eso, tomen las armas de Dios, para poder resistir en el día malo y, después de haber vencido todo, mantenerse firmes. Estén atentos, pues: cíñanse el cinturón de la verdad, por coraza pónganse la justicia; bien calzados para estar dispuestos a anunciar el Evangelio de la paz. Y, por supuesto, tengan embrazado el escudo de la fe, para que puedan apagar con él las flechas incendiarias del maligno. Tomen por casco la salvación y por espada el Espíritu, es decir, la Palabra de Dios, insistiendo y pidiendo en la oración. Oren en toda ocasión con la ayuda del Espíritu. Tengan vigilias en que oren con perseverancia e intercediendo por todos los santos. Pidan también por mí, para que Dios abra mi boca y me conceda la Palabra que pueda anunciar sin temor el Misterio contenido en el Evangelio, del que soy embajador en cadenas. Pidan que tenga valor para hablar de él como conviene. Palabra de Dios.

 

SALMO RESPONSORIAL. Salmo 143  –  R. Bendito el Señor, mi Roca.

  • Bendito el Señor, mi Roca, que adiestra mis manos para el combate, mis dedos para la pelea. R/.
  • Mi bienhechor, mi alcázar, baluarte donde me pongo a salvo, mi escudo y mi refugio, que me somete los pueblos. R/.
  • Dios mío, te cantaré un cántico nuevo, tocaré para ti el arpa de diez cuerdas: para ti que das la victoria a los reyes, y salvas a David, tu siervo. R/.

 

EVANGELIO. Del santo Evangelio según san Lucas 13, 31-35

En aquella ocasión, se acercaron unos fariseos a decirle: “Márchate de aquí, porque Herodes quiere matarte”. Él contestó: “Vayan a decirle a ese zorro: ‘Hoy y mañana seguiré curando y echando demonios; y el tercer día soy consumado’. Pero hoy y mañana y pasado tengo que caminar, porque no cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén. ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina reúne a sus pollitos bajo las alas! Pero no has querido. Pues bien, su casa se les quedará vacía. Les digo que no me volverán a ver hasta el día que exclamen: ‘Bendito el que viene en nombre del Señor’”. Palabra del Señor.

 

PARA MEDITAR: Por asociación de ideas, el pasaje nos trae a la memoria las imprecaciones y amenazas de Jesús a las ciudades impenitentes del lago de Galilea. El fracaso de su misión en Galilea se hace extensivo a Jerusalén, la ciudad santa y pecadora, elegida y maldita, que también rechaza a Cristo. Debido a eso, “la casa de ustedes quedará abandonada”, predice Jesús citando al profeta Jeremías. Alusión probable a la ruina de Jerusalén y de su templo.

 

Dios no rompe definitivamente con su pueblo. Queda aún una última oportunidad, dice Jesús: “Me volverán a ver el día en que exclamen: Bendito el que viene en nombre del Señor”. Estas palabras parecerían presagiar el hosanna de la entrada mesiánica de Jesús en Jerusalén.

 

Dios ama al hombre, pero, al respetar su libertad, acepta de antemano el no ser correspondido. Sin embargo, no deja de ser antinatural rechazar su amor. Escribía san Basilio Magno: “Nadie nos ha enseñado a gozar de la luz, a amar la vida, a querer a nuestros padres y educadores; así también, y con mayor razón, el amor a Dios no es algo que pueda enseñarse con normas y preceptos, sino que desde que empieza a existir este ser vivo que llamamos hombre es depositada en él, como semilla, una fuerza espiritual que encierra en sí misma la facultad y la tendencia al amor”.

 

Exclamaba san Pablo: “¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo: la aflicción, la angustia, la persecución, el hambre, la desnudez, el peligro, la espada?… En todo esto vencemos fácilmente por aquel que nos ha amado… Nada podrá apartarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro”.

 

PARA REFLEXIONAR: ¿Mantenemos las disposiciones espirituales para enfrentar diariamente el combate contra el espíritu del mal, que nos quiere apartar del amor de Dios?

 

ORACIÓN FINAL: Reúnenos como hijos tuyos a la sombra de tus alas, Señor, y convierte nuestro corazón en uno capaz de agradecer el amor sin igual que nos muestras, para que no tengas que llorar también sobre nosotros. Haz que nada ni nadie nos aparte del amor de Cristo. Amén.

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