Niño Jesús de Praga, Palabra del día

PAN DE LA PALABRA NOV 29 DE 2022

PAN DE PALABRA MARTES

 

PRIMERA LECTURA. Del libro del profeta Isaías 11, 1-10

Aquel día, brotará un renuevo del tronco de Jesé, y de su raíz florecerá un vástago. Sobre él se posará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y entendimiento, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia y temor del Señor. Lo inspirará el temor del Señor. No juzgará por apariencias ni sentenciará de oídas; juzgará a los pobres con justicia, sentenciará con rectitud a los sencillos de la tierra; pero golpeará al violento con la vara de su boca, y con el soplo de sus labios hará morir al malvado. La justicia será ceñidor de su cintura, y la lealtad, cinturón de sus caderas. Habitará el lobo con el cordero, el leopardo se tumbará con el cabrito, el ternero y el león pacerán juntos: un muchacho será su pastor. La vaca pastará con el oso, sus crías se tumbarán juntas; el león como el buey, comerá paja. El niño de pecho retoza junto al escondrijo de la serpiente, y el recién destetado extiende la mano hacia la madriguera del áspid. Nadie causará daño ni estrago por todo mi monte santo: porque está lleno el país del conocimiento del Señor, como las aguas colman el mar. Aquel día, la raíz de Jesé será elevada como enseña de los pueblos: se volverán hacia ella las naciones y será gloriosa su morada. Palabra de Dios.

 

SALMO RESPONSORIAL. Salmo 71 – R. En sus días florezca la justicia y la paz abunde eternamente.

  • Dios mío, confía tu juicio al rey, tu justicia al hijo de reyes, para que rija a tu pueblo con justicia, a tus humildes con rectitud. R/.
  • En sus días florezca la justicia y la paz hasta que falte la luna; domine de mar a mar, del Gran Río al confín de la tierra. R/.
  • Él librará al pobre que clamaba, al afligido que no tenía protector; Él se apiadará del pobre y del indigente, y salvará la vida de los pobres. R/.
  • Que su nombre sea eterno, y su fama dure como el sol; Él sea la bendición de todos los pueblos, y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra. R/.

 

EVANGELIO. Del santo Evangelio según san Lucas 10, 21-24

En aquella hora, Jesús se llenó de alegría en el Espíritu Santo y dijo: “Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar”. Y, volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: “¡Bienaventurados los ojos que ven lo que ustedes ven! Porque les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven, y no lo vieron; y oír lo que ustedes oyen, y no lo oyeron”. Palabra del Señor.

 

PARA MEDITAR. La alegría profunda de la Navidad la vivirán los humildes, los que saben apreciar el amor que Dios nos tiene. Ellos serán los que llegarán a conocer en profundidad al Hijo, porque se lo concederá el Padre. No se contentarán de una alegría exterior y superficial: sabrán reconocer la venida de Dios a nuestra historia. Mientras que habrá muchos “sabios” para los que pasará el Adviento y la Navidad y no habrán visto nada, saturados de su propia riqueza, aquella que no conduce a la salvación. O lo seguirán buscando en los libros o en los hechos milagrosos.

 

¿Seremos nosotros de esas personas sencillas que saben descubrir la presencia de Dios y salirle al encuentro? ¿Mereceremos la bienaventuranza de Jesús: “Dichosos los ojos que ven lo que ven?”. Cristo Jesús quiere seguir “viniendo” este año, a nuestra vida personal y a la sociedad, para seguir cumpliendo el programa mesiánico de paz y justicia que está en marcha desde su venida primera, pero que todavía tiene mucho por recorrer, hasta el final de los tiempos.

 

También hoy, como en el panorama que dibuja el profeta, el mejor signo de la venida del Mesías será si se ve más paz, más reconciliación y más justicia, en el nivel internacional y también en el doméstico, en cada familia, en cada comunidad religiosa, en la parroquia, en nuestro trato con las demás personas, aunque sean de diferente carácter y gusto.

 

PARA REFLEXIONAR: ¿Somos conscientes de que, en nuestra Iglesia, pese a las apariencias, nada se mueve sin la acción del Espíritu? ¿Apresuramos la venida del Señor con gestos y palabras llenas de espíritu cristiano?

 

ORACIÓN FINAL: Señor Jesús, rostro misericordioso del Padre, nunca dejes de interceder ante Dios por nosotros, para que nos proteja del mal y perdone nuestras ofensas. Amén.

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