Niño Jesús de Praga, Palabra del día

PAN DE LA PALABRA NOV 24 DE 2022

PAN DE PALABRA JUEVES

 

PRIMERA LECTURA. Del libro del Apocalipsis 18, 1-2.21-23; 19, 1-3.9a

Yo, Juan, vi un ángel que bajaba del cielo; venía con gran poder y su resplandor iluminó la tierra. Gritó con potente voz: “¡Cayó, cayó la gran Babilonia! Se ha convertido en morada de demonios, en guarida de todo espíritu impuro, en guarida de todo pájaro inmundo y repugnante”. Un ángel poderoso levantó una piedra grande como una rueda de molino y la tiró al mar, diciendo: “Así, de golpe, precipitarán a Babilonia, la gran ciudad, y desaparecerá… La música de citaristas y cantores, de flautistas y trompetas, no se oirá más en ti. Artífices de ningún arte habrá más en ti, ni murmullo de la rueda de molino se oirá más en ti; ni luz de lámpara brillará más en ti, ni voz de novio y novia se oirá más en ti, porque tus mercaderes eran los magnates de la tierra, y con tus hechicerías embaucaste a todas las naciones”. Oí después en el cielo algo que recordaba el vocerío de una gran muchedumbre; cantaban: “¡Aleluya! La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios, porque sus juicios son verdaderos y justos. Él ha condenado a la gran ramera que corrompía a la tierra con su prostitución, y ha vengado en ella la sangre de sus siervos”. Y repitieron: “Aleluya. El humo de su incendio sube por los siglos de los siglos”. Luego me dice: “Escribe: ‘Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero’”. Palabra de Dios.

 

SALMO RESPONSORIAL. Salmo 99  –  R. Dichosos los invitados al banquete de bodas del Cordero.

  • Aclama al Señor, tierra entera, sirvan al Señor con alegría, entren en su presencia con vítores. R/.
  • Sepan que el Señor es Dios: que él nos hizo y somos suyos, su pueblo y ovejas de su rebaño. R/.
  • Entren por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con himnos, dándole gracias y bendiciendo su nombre. R/.
  • “El Señor es bueno, su misericordia es eterna, su fidelidad por todas las edades”. R/.

 

EVANGELIO: Del santo Evangelio según san Lucas 21, 20-28

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Cuando vean a Jerusalén sitiada por ejércitos, sepan que está cerca su destrucción. Entonces, los que estén en Judea, que huyan a la sierra; los que estén en la ciudad, que se alejen; los que estén en el campo, que no entren en la ciudad; porque serán días de venganza en que se cumplirá todo lo que está escrito. ¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! Porque habrá angustia tremenda en esta tierra y un castigo para este pueblo. Caerán a filo de espada, los llevarán cautivos a todas las naciones, Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que a los gentiles les llegue su hora. Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros se tambalearán. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y majestad. Cuando empiece a suceder esto, levántense, alcen la cabeza: se acerca su liberación”. Palabra del Señor.

 

PARA MEDITAR: El evangelio concluye con un grito de consuelo y esperanza: “Cuando empiece a suceder esto, levántense, alcen la cabeza; se acerca su liberación”. No son la destrucción y la muerte quienes tienen la última palabra, sino la liberación y la vida, porque Cristo resucitado es el Señor del cosmos, de la historia y de la humanidad. Aquí alcanza su finalidad la apocalíptica.

 

Cada etapa de la evangelización del mundo y de la humanización del planeta Tierra, cada conversión personal del corazón, cada hombre y cada mujer que se abren a la acción del Espíritu de Cristo resucitado, cada victoria del espíritu sobre la carne y del amor sobre el egoísmo, cada eucaristía celebrada en comunión fraterna, son jalones en la marcha de la historia hacia la venida gloriosa de Cristo. Se va adelantando así la hora de nuestra liberación definitiva. En ese grito de esperanza hay, sin duda, una respuesta a la expectativa radical del hombre de todos los tiempos y del cristiano actual, que se pregunta por su quehacer en la hora presente del mundo. A esta inquietud se ha respondido de muchas maneras; pero necesitamos una respuesta que no defraude, pues la esperanza constituye un elemento fundamental de nuestra estructura personal y psicológica. El hombre es un ser que espera, y solo esperando puede sobrevivir.

 

Pues bien, no existe más que una respuesta que no defrauda, una piedra angular sobre la que se puede construir el edificio de la liberación humana: Jesucristo. Ningún otro nos puede liberar, ni bajo el cielo ni sobre la tierra se nos ha dado otro nombre, otra persona, que pueda salvarnos y en quien podamos confiar a fondo perdido. Por eso cobremos ánimo; se acerca nuestra liberación; más todavía: es ya realidad presente y no mera promesa para el más allá.

 

PARA REFLEXIONAR: ¿Contemplamos el devenir de la historia con esperanza? ¿Nos dejamos llevar por el engaño y la charlatanería de personas y grupos que hablan del fin del mundo?

 

ORACIÓN FINAL: Bajo el impulso de tu Espíritu, Señor y dador de vida, concédenos acelerar la venida de Cristo y de tu Reino haciendo realidad su liberación mediante una respuesta de conversión a tu Evangelio y al amor de los hermanos. Amén.

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