PAN DE PALABRA SABADO
PRIMERA LECTURA. De la Carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 4, 10-19
Hermanos: Me alegré muchísimo en Cristo de que ahora por fin pudieran expresar sus buenos sentimientos para conmigo; ya los tenían, pero les faltaba la ocasión. Aunque ando escaso de recursos, no lo digo por eso; yo he aprendido a arreglarme en toda circunstancia. Sé vivir en pobreza y abundancia. Estoy entrenado para todo y en todo: la hartura y el hambre, la abundancia y la privación. Todo lo puedo en Aquel que me conforta. En todo caso, hicieron bien en compartir mi tribulación. Ustedes, los filipenses, saben además que, desde que salí de Macedonia y empecé a predicar el Evangelio, ninguna Iglesia, aparte de ustedes, me abrió una cuenta de “haber y debe”. Ya a Tesalónica, me mandaron más de una vez un subsidio para aliviar mi necesidad; no es que yo busque regalos, busco que los intereses se acumulen en su cuenta. Tengo cuanto necesito, y me sobra. Estoy plenamente pagado al recibir lo que me mandan con Epafrodito: es un incienso perfumado, un sacrificio aceptable que agrada a Dios. En pago, mi Dios proveerá a todas sus necesidades con magnificencia, conforme a su espléndida riqueza en Cristo Jesús. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL. Salmo 111 – R. Dichoso quien teme al Señor.
- Dichoso quien teme al Señor y ama de corazón sus mandatos. Su linaje será poderoso en la tierra, la descendencia del justo será bendita. R/.
- Dichoso el que se apiada y presta, administra rectamente sus asuntos. El justo jamás vacilará, su recuerdo será perpetuo. R/.
- Su corazón está seguro, sin temor. Reparte limosna a los pobres; su caridad es constante, sin falta, y alzará la frente con dignidad. R/.
EVANGELIO. Del santo Evangelio según san Lucas 16, 9-15
En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: “Gánense amigos con el dinero injusto, para que, cuando les falte, los reciban en las moradas eternas. El que es de fiar en lo menudo también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo tampoco en lo importante es honrado. Si no fueron de fiar en el injusto dinero, ¿quién les confiará lo que vale de veras? Si no fueron de fiar en lo ajeno, lo de ustedes ¿quién se lo dará? Ningún siervo puede servir a dos amos, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No pueden servir a Dios y al dinero”. Oyeron esto los fariseos, amigos del dinero, y se burlaban de Él. Jesús les dijo: “Ustedes presumen de observantes delante de la gente, pero Dios los conoce por dentro. La arrogancia con los hombres Dios la detesta”. Palabra del Señor.
PARA MEDITAR: Desviar los avisos de Jesús sobre el dinero exclusivamente hacia los ricos de hecho es una trampa que reduce el campo de un mensaje que es para todos; pues el peligro de rendir culto al dinero lo tenemos todos con nuestras apetencias de rico. El dinero es un dios que tiene altar y banco en casi todos los corazones, lo mismo en el rico que en el pobre, en el adulto realista que en el joven idealista.
El dinero es un ídolo tirano que, además de esclavizarnos personalmente, nos insensibiliza ante las necesidades de los demás, a quienes hace ver como mercancía y no como hermanos. El dinero es un ídolo engañoso, voraz y excluyente, que pide sacrificarlo todo en su altar: principios morales y honradez personal, sentimientos y afectos, sentido religioso, fraternidad y solidaridad a todos los niveles; más aún: hasta la salud y la vida de sus adoradores. Jesús no condena en sí mismo al dinero, sino su mal uso. El dinero y los bienes que con él se adquieren tienen entidad y sentido en la medida en que están al servicio del hombre, de su familia y de la sociedad, posibilitando así el desarrollo y el bienestar que Dios quiere para todos sus hijos. Usarlos así es ser buen administrador de los mismos.
Al final del texto de hoy se dice que “oyeron esto unos fariseos, amigos del dinero, y se burlaban de Jesús”. No faltará quien lo haga hoy también, aquellos a quienes ciega y tiene bien amarrados el dios dinero, quizá nosotros mismos, que alimentamos una secreta idolatría monetaria. Pues bien, si el dinero es lo primero en nuestra vida, no somos discípulos de Cristo, quien siendo rico se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza y proclamó bienaventurados a los pobres.
PARA REFLEXIONAR: ¿Somos capaces de usar lo que tenemos y lo que somos en la medida en que nos sirve para alcanzar el fin que nos proponemos, que es amar a Dios y al prójimo?
ORACIÓN FINAL: Señor, ayúdanos a centrar nuestro corazón en los bienes de arriba, y a descubrir nuestro tesoro en Dios y en el servicio y el amor a los hermanos, Amén.