Niño Jesús de Praga, Palabra del día

PAN DE LA PALABRA NOV 02 DE 2024

PAN DE PALABRA SABADO, CONMEMORACIÓN DE TODOS LOS FIELES DIFUNTOS

 

PRIMERA LECTURA. Del libro de Isaías 25, 6.7-9

Aquel día, preparará el Señor del universo para todos los pueblos, en este monte, un festín de manjares suculentos. Y arrancará en este monte el velo que cubre a todos los pueblos, el lienzo extendido sobre todas las naciones. Aniquilará la muerte para siempre. Dios, el Señor, enjugará las lágrimas de todos los rostros, y alejará del país el oprobio de su pueblo –lo ha dicho el Señor–. Aquel día se dirá: “Aquí está nuestro Dios. Esperábamos en Él y nos ha salvado. Este es el Señor en quien esperamos. Celebremos y gocemos con su salvación”. Palabra de Dios.

 

SALMO RESPONSORIAL. Salmo 129 – R. Desde lo hondo a ti grito, Señor.

  • Desde lo hondo a ti grito, Señor; Señor, escucha mi voz; estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica. R/.
  • Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir? Pero de ti procede el perdón, y así infundes respeto. R/.
  • Mi alma espera en el Señor, espera en su palabra; mi alma aguarda al Señor, más que el centinela la aurora. R/.
  • Aguarde Israel al Señor, como el centinela la aurora; porque del Señor viene la misericordia, la redención copiosa: y Él redimirá a Israel de todos sus delitos. R/.

 

SEGUNDA LECTURA. De la Primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 4, 13-14.17-18

Hermanos: No queremos que ignoren la suerte de los difuntos para que no se aflijan como los que no tienen esperanza. Pues si creemos que Jesús murió y resucitó, de igual modo Dios llevará con Él. Y así estaremos siempre con el Señor. Consuélense, pues, mutuamente con estas palabras. Palabra de Dios.

 

EVANGELIO. Del santo Evangelio según san Juan 6, 51-58

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: “Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo”. Disputaban los judíos entre sí: “¿Cómo puede este darnos a comer su carne?”. Entonces Jesús les dijo: “En verdad, en verdad les digo: si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tienen vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. Como el Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre, así, del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de sus padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre”. Palabra del Señor.

 

PARA MEDITAR: La esperanza cristiana que se fundamenta en la fe, en el testimonio de la Resurrección de Jesús, es lo mejor que los cristianos podemos no solo comunicar, sino dar al mundo y a quien ve partir a un ser querido. Es la proclamación creyente y esperanzadora de que nuestra existencia personal y comunitaria (creer es un acto a la vez personal y eclesial) no está condenada a la fatalidad, sino a la plenitud de su origen en Dios. De ahí que nuestra misión consiste en transformar en libertad, en elección, en apropiación, la fatalidad de la muerte, porque no moriremos para siempre, ella no solo ha sido vencida, sino que ya no posee dominio alguno sobre quienes participamos del banquete eucarístico. Para los creyentes en los efectos salvíficos del comer el Pan Viviente, la angustia propia de la muerte, el dolor al morir, ya no es una realidad incomprensible y absurda, dado que la fe (Cristo ha resucitado) y la esperanza (seremos por Él resucitados) son fundamento sobre el que se sostiene nuestra convicción creyente y existencial de un más allá que Jesús ha abierto para siempre: no morirás, vivirás para siempre. La vida libre de toda muerte es vida que merece ser vivida intensamente aquí y ahora, pese a su apariencia conflictiva.

 

PARA REFLEXIONAR: ¿Cómo mostrar, ante el misterio de la muerte, que nuestra fe se fundamenta en el testimonio de la resurrección de Jesús, que Él es el Pan Viviente, que comerlo es no morir para siempre? ¿A quiénes necesitamos dar el gran consuelo de la esperanza ante el misterio de la muerte?

 

ORACIÓN FINAL: Padre, que tu Espíritu Santo nos haga creer en la Palabra de Jesús que nos afirma que el que coma de su pan vivirá para siempre y que Él lo resucitará el último día; que nos alimentemos con frecuencia del banquete eucarístico y gustemos anticipadamente la vida que no morirá. Amén.

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