Niño Jesús de Praga, Palabra del día

PAN DE LA PALABRA MAY 02 DE 2023

PAN DE PALABRA MARTES

 

PRIMERA LECTURA. De los Hechos de los Apóstoles 11, 19-26

En aquellos días, los que se habían dispersado en la persecución provocada por lo de Esteban llegaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, sin predicar la Palabra más que a los judíos. Pero algunos, naturales de Chipre y de Cirene, al llegar a Antioquía, se pusieron a hablar también a los griegos, anunciándoles la Buena Nueva del Señor Jesús. Como la mano del Señor estaba con ellos, gran número creyó y se convirtió al Señor. Llegó la noticia a oídos de la Iglesia de Jerusalén, y enviaron a Bernabé a Antioquía; al llegar y ver la acción de la gracia de Dios, se alegró y exhortaba a todos a seguir unidos al Señor con todo empeño, porque era un hombre bueno, lleno de Espíritu Santo y de fe. Y una multitud considerable se adhirió al Señor. Bernabé salió para Tarso en busca de Saulo; cuando lo encontró, se lo llevó a Antioquía. Durante todo un año estuvieron juntos en aquella Iglesia e instruyeron a muchos. Fue en Antioquía donde por primera vez los discípulos fueron llamados cristianos. Palabra de Dios.

 

SALMO RESPONSORIAL. Salmo 86  –  R. Alaben al Señor todas las naciones.

  • Él la ha cimentado sobre el monte santo; y el Señor prefiere las puertas de Sion a todas las moradas de Jacob. ¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios! R/.
  • “Contaré a Egipto y a Babilonia entre mis fieles; filisteos, tirios y etíopes han nacido allí”. Se dirá de Sion: “Uno por uno, todos han nacido en ella; el Altísimo en persona la ha fundado”. R/.
  • El Señor escribirá en el registro de los pueblos: “Este ha nacido allí”. Y cantarán mientras danzan: “Todas mis fuentes están en ti”. R/.

 

EVANGELIO. Del santo Evangelio según san Juan 10, 22-30

Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación del Templo. Era invierno, y Jesús se paseaba en el Templo por el pórtico de Salomón. Los judíos, rodeándolo, le preguntaban: “¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo francamente”. Jesús les respondió: “Se lo he dicho, y no creen; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, esas dan testimonio de mí. Pero ustedes no creen, porque no son de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Lo que mi Padre me ha dado es más que todas las cosas, y nadie puede arrebatar nada de la mano de mi Padre. El Padre y yo somos uno”. Palabra del Señor.

 

PARA MEDITAR: La comunidad cristiana de ahora debería imitar a la de Antioquía y ser más misionera, abierta a las varias culturas y estilos, respetuosa de lo esencial, y no tan preocupada de los detalles más ligados a una determinada cultura o tradición. La apertura que el Vaticano II supuso –por ejemplo, en la celebración litúrgica, con las lenguas vivas y una clara descentralización de normas y aplicaciones concretas– debería seguir produciendo nuevos frutos de inculturación y espíritu misionero.

 

Nuestra comunidad sigue necesitando personas como Bernabé, que saben ver el bien allí donde está y se alegran por ello, que creen en las posibilidades de las personas y las valoran dándoles confianza, que se fijan, no solo en los defectos, sino en las fuerzas positivas que existen en el mundo y en la comunidad. Personas conciliadoras, dialogantes, que saben mantener en torno suyo la ilusión por el trabajo de evangelización en medio de un mundo difícil. Esto tendría que notarse hoy mismo, en nuestra vida personal, al tratar a las personas y valorar sus capacidades y virtudes, en vez de constituirnos en jueces rápidos e inclementes de sus defectos. Deberíamos ser, como Bernabé, conciliadores, y no divisores en la comunidad.

 

El pasaje del evangelio nos invita a renovar también nuestra fe y seguimiento de Jesús. ¿Podemos decir que lo escuchamos, que lo conocemos, que lo seguimos? ¿Que somos buenas ovejas de su rebaño? Tendríamos que hacer nuestra la actitud que expresó tan hermosamente Pedro: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna”.

 

PARA REFLEXIONAR: ¿Con nuestras actitudes y obras damos prueba de estar configurados con Cristo y ser llamados “cristianos”? ¿Nos consideramos parte del redil de Cristo?

 

ORACIÓN FINAL: Señor Jesús: que eres realmente el Mesías anunciado, danos la gracia de seguir siempre tu voz, para que nada ni nadie nos arrebate de tus manos. Amén.

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