Niño Jesús de Praga, Palabra del día

PAN DE LA PALABRA MAR 30 DE 2023

PAN DE PALABRA JUEVES

 

PRIMERA LECTURA. Del libro del Génesis 17, 3-9

En aquellos días, Abrán cayó rostro en tierra y Dios le habló así: “Por mi parte, esta es mi alianza contigo: serás padre de muchedumbre de pueblos. Ya no te llamarás Abrán, sino Abrahán, porque te hago padre de muchedumbre de pueblos. Te haré fecundo sobre manera: sacaré pueblos de ti, y reyes nacerán de ti. Mantendré mi alianza contigo y con tu descendencia en futuras generaciones, como alianza perpetua. Seré tu Dios y el de tus descendientes futuros. Les daré a ti y a tu descendencia futura la tierra en que peregrinas, la tierra de Canaán, como posesión perpetua, y seré su Dios”. El Señor añadió a Abrahán: “Por tu parte, guarda mi alianza, tú y tus descendientes en sucesivas generaciones”. Palabra de Dios.

 

SALMO RESPONSORIAL. Salmo 104  –  R.  El Señor se acuerda de su alianza eternamente.

  • Recurran al Señor y a su poder, busquen continuamente su rostro. Recuerden las maravillas que hizo, sus prodigios, las sentencias de su boca. R/.
  • ¡Estirpe de Abrahán, su siervo; hijos de Jacob, su elegido! El Señor es nuestro Dios, Él gobierna toda la tierra. R/.
  • Se acuerda de su alianza eternamente, de la palabra dada, por mil generaciones; de la alianza sellada con Abrahán, del juramento hecho a Isaac. R/.

 

EVANGELIO. Del santo Evangelio según san Juan 8, 51-59

En aquel tiempo, continuó diciendo Jesús a los judíos: “En verdad, en verdad les digo: quien guarda mi palabra no verá la muerte para siempre”. Los judíos le dijeron: “Ahora vemos claro que estás endemoniado; Abrahán murió, los profetas también, ¿y tú dices: ‘Quien guarde mi palabra no gustará la muerte para siempre’? ¿Eres tú más que nuestro padre Abrahán, que murió? También los profetas murieron, ¿por quién te tienes?”. Jesús contestó: “Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. El que me glorifica es mi Padre, de quien ustedes dicen: “Es nuestro Dios”, aunque no lo conocen. Yo sí lo conozco, y si dijera “No lo conozco” sería, como ustedes, un embustero; pero yo lo conozco y guardo su palabra. Abrahán, su padre, saltaba de gozo pensando ver mi día; lo vio, y se llenó de alegría”. Los judíos le dijeron: “No tienes todavía cincuenta años, ¿y has visto a Abrahán?”. Jesús les dijo: “En verdad, en verdad les digo: antes de que Abrahán existiera, yo soy”. Entonces cogieron piedras para tirárselas, pero Jesús se escondió y salió del templo. Palabra del Señor.

 

PARA MEDITAR: Quienes creen en Jesús, además de ser libres, tienen vida en plenitud y “no conocerán lo que es morir para siempre”. Si nuestra fe en Cristo es profunda, si no solo sabemos cosas de Él, si no solo “creemos en Él”, sino que “le creemos a Él” y lo aceptamos como razón de ser de nuestra vida: si somos fieles como Abrahán, si estamos en comunión con Cristo, tendremos vida. Como los sarmientos que se unen a la cepa central. Como los miembros del cuerpo que permanecen unidos a su cabeza. Los que “no sabrán qué es morir” serán “los que guardan mi Palabra”: no los que la oyen, sino quienes la escuchan y la meditan y la cumplen.

 

La Pascua no debe ser solo una conmemoración histórica, sino una sintonía sacramental y profunda con el Cristo que atraviesa la muerte hacia la vida. Así entramos en la nueva alianza del verdadero Abrahán y nos hacemos con Él herederos de la vida. Los que celebramos la Eucaristía con frecuencia oímos con gusto la promesa de Jesús: “El que come mi Cuerpo y bebe mi sangre tendrá vida eterna y yo lo resucitaré el último día”.

 

 

En la parte del discurso que ofrece el evangelio de hoy, la revelación preanunciada en Abrahán se hace evidente, por eso Jesús se presenta como causa de salvación para todo aquel que quiera aceptarlo por la fe y mantenerse fiel a su Palabra. Pero para ello es necesario conocerlo en verdad y recibirlo como Hijo de Dios, en quien podemos glorificar al Padre que está en los cielos, siendo que Él ya glorificó a su Hijo. Nuestra tarea es esa: glorificar a Dios en Cristo y mantenernos fieles a su Palabra para tener la vida eterna.

 

PARA REFLEXIONAR: ¿La experiencia de la Cuaresma nos está ayudando a crecer en confianza y en esperanza en el Dios de la vida?

 

ORACIÓN FINAL: Señor Jesús, tú que fuiste glorificado por el Padre y quieres conceder vida eterna a todos, danos la gracia de la fidelidad a tu Palabra. Amén.

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