Niño Jesús de Praga, Palabra del día

PAN DE LA PALABRA MAR 13 DE 2023

PAN DE PALABRA LUNES

 

PRIMERA LECTURA. Del Segundo libro de los Reyes 5, 1-15a

En aquellos días, Naamán, jefe del ejército del rey de Siria, era hombre notable y muy estimado por su señor, pues por su medio el Señor había concedido la victoria a Siria. Pero, siendo un gran militar, era leproso. Unas bandas de arameos habían hecho una incursión trayendo de la tierra de Israel a una muchacha, que pasó al servicio de la mujer de Naamán. Dijo ella a su señora: “Ah, si mi señor pudiera presentarse ante el profeta que hay en Samaria. Él lo curaría de su lepra”. Fue (Naamán) y se lo comunicó a su señor diciendo: “Esto y esto ha dicho la muchacha de la tierra de Israel”. Y el rey de Siria contestó: “Vete, que yo enviaré una carta al rey de Israel”. Entonces tomó en su mano diez talentos de plata, seis mil siclos de oro, diez vestidos nuevos y una carta al rey de Israel que decía: “Al llegarte esta carta, sabrás que te envío a mi siervo Naamán para que lo cures de su lepra”. Cuando el rey de Israel leyó la carta, rasgó sus vestiduras, diciendo: “¿Soy yo Dios para repartir vida y muerte? Pues me encarga nada menos que curar a un hombre de su lepra. Dense cuenta y verán que está buscando querella contra mí”. Eliseo, el hombre de Dios, oyó que el rey de Israel había rasgado sus vestiduras y mandó a que le dijeran: “¿Por qué has rasgado tus vestiduras? Que venga a mí y sabrá que hay un profeta en Israel”. Llegó Naamán con sus carros y caballos y se detuvo a la entra da de la casa de Eliseo. Envió este un mensajero a decirle: “Ve y lávate siete veces en el Jordán. Tu carne renacerá y quedarás limpio”. Naamán se puso En aquellos días, Naamán, jefe del ejército del rey de Siria, era hombre notable y muy estimado por su señor, pues por su medio el Señor había concedido la victoria a Siria. Pero, siendo un gran militar, era leproso. Unas bandas de arameos habían hecho una incursión trayendo de la tierra de Israel a una muchacha, que pasó al servicio de la mujer de Naamán. Dijo ella a su señora: “Ah, si mi señor pudiera presentarse ante el profeta que hay en Samaria. Él lo curaría de su lepra”. Fue (Naamán) y se lo comunicó a su señor diciendo: “Esto y esto ha dicho la muchacha de la tierra de Israel”. Y el rey de Siria contestó: “Vete, que yo enviaré una carta al rey de Israel”. Entonces tomó en su mano diez talentos de plata, seis mil siclos de oro, diez vestidos nuevos y una carta al rey de Israel que decía: “Al llegarte esta carta, sabrás que te envío a mi siervo Naamán para que lo cures de su lepra”. Cuando el rey de Israel leyó la carta, rasgó sus vestiduras, diciendo: “¿Soy yo Dios para repartir vida y muerte? Pues me encarga nada menos que curar a un hombre de su lepra. Dense cuenta y verán que está buscando querella contra mí”. Eliseo, el hombre de Dios, oyó que el rey de Israel había rasgado sus vestiduras y mandó a que le dijeran: “¿Por qué has rasgado tus vestiduras? Que venga a mí y sabrá que hay un profeta en Israel”. Llegó Naamán con sus carros y caballos y se detuvo a la entra da de la casa de Eliseo. Envió este un mensajero a decirle: “Ve y lávate siete veces en el Jordán. Tu carne renacerá y quedarás limpio”. Naamán se puso furioso y se marchó diciendo: “Yo me había dicho: ‘Saldrá seguramente a mi encuentro, se detendrá, invocará el nombre de su Dios, frotará con su mano mi parte enferma y sanaré de la lepra’. El Abaná y el Farfar, los ríos de Damasco, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Podría bañarme en ellos y quedar limpio”. Dándose la vuelta, se marchó furioso. Sus servidores se le acercaron para decirle: “Padre mío, si el profeta te hubiese mandado una cosa difícil, ¿no lo habrías hecho? ¡Cuánto más si te ha dicho: ‘Lávate y quedarás limpio’!”. Bajó, pues, y se bañó en el Jordán siete veces, conforme a la palabra del hombre de Dios. Y su carne volvió a ser como la de un niño pequeño: quedó limpio. Naamán y toda su comitiva regresaron al lugar donde se encontraba el hombre de Dios. Al llegar, se detuvo ante él exclamando: “Ahora conozco que no hay en toda la tierra otro Dios que el de Israel”. Palabra de Dios.

 

SALMO RESPONSORIAL. Salmo 41

  1. Mi alma tiene sed del Dios vivo; ¿cuándo veré el rostro de Dios?
  • Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío. R/.
  • Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo: ¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios? R/.
  • Envía tu luz y tu verdad: que ellas me guíen y me conduzcan hasta tu monte santo, hasta tu morada. R/.
  • Me acercaré al altar de Dios, al Dios de mi alegría, y te daré gracias al son de la cítara, Dios, Dios mío. R/.

 

EVANGELIO. Del santo Evangelio según san Lucas 4, 24-30

Habiendo llegado Jesús a Nazaret, le dijo al pueblo en la sinagoga: “En verdad les digo que ningún profeta es aceptado en su pueblo. Puedo asegurarles que en Israel había mu chas viudas en los días de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán, el sirio”. Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo echaron del pueblo y lo llevaron hasta un precipicio del monte sobre el que estaba edificado su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso entre ellos y seguía su camino. Palabra del Señor.

 

PARA MEDITAR: Con frecuencia también nosotros caemos en el error de creernos el único pueblo destinado a la salvación, sin reconocer que somos más bien los responsables de hacer que se difunda por doquier y el amor y la salvación de Dios a todos los pueblos. Nuestra condición de ser el nuevo pueblo elegido por Dios no es un privilegio, sino una comprometedora tarea, que exige nosotros amplitud de criterios, generosidad de horizontes y disponibilidad al servicio. Valoremos más, asimismo, los gestos pequeños, las cosas modestas, evitando la tentación de aguardar de Dios solo intervenciones extraordinarias y sobrenaturales.

 

El relato del evangelio de hoy nos permite, por una parte, reconocer que en nuestra sociedad siguen siendo muchos los profetas que pagan con su propia vida su propósito de fidelidad dada la misión recibida de Dios. Por su compromiso con la verdad y la justicia, muchos laicos, religiosos, religiosos, sacerdotes y hasta obispos son rechazados y asesinados, porque sus palabras proféticas incomodan, tanto a los poderosos como a los mismos compañeros de raza y religión.

 

Es bueno que en Cuaresma tengamos presente nuestro bautismo y que preparemos su expresivo recuerdo de la noche de Pascua. El bautismo ha sido el sacramento por el que hemos entrado en comunión con Jesús, por el que nos hemos injertado en Él, por el que ya hemos participado sacramentalmente de su muerte y de su resurrección, como dice Pablo en Romanos 6, que escucharemos en la noche pascual. El bautismo nos ha introducido ya radicalmente en la Pascua. Aunque luego, toda la vida, hasta el momento de la muerte –que es el verdadero bautismo, la inmersión definitiva en la vida de Cristo–, tengamos que ir creciendo en esa vida y luchando contra lo antipascual que nos amenaza.

 

PARA REFLEXIONAR: ¿Nos dejamos interpelar por la Palabra? ¿Se está notando que hacemos camino con Jesús hacia la novedad de la Pascua?

 

ORACIÓN FINAL: Señor, queremos conocerte, queremos salir a tu encuentro y reconocerte en los caminos y aldeas de aquella región que te vio crecer. Amén.

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