Niño Jesús de Praga, Palabra del día

PAN DE LA PALABRA MAR 11 DE 2023

PAN DE PALABRA SABADO

 

PRIMERA LECTURA. Del libro del profeta Miqueas 7, 14-15.18-20

Pastorea a tu pueblo, Señor, con tu cayado, al rebaño de tu heredad, que anda solo en la espesura, en medio del bosque; que se apaciente como antes en Basán y Galaad. Como cuando saliste de Egipto, les haré ver prodigios. ¿Qué Dios hay como tú, capaz de perdonar el pecado, de pasar por alto la falta del resto de tu heredad? No conserva para siempre su cólera, pues le gusta la misericordia. Volverá a compadecerse de nosotros, destrozará nuestras culpas, arrojará nuestros pecados a lo hondo del mar. Concederás a Jacob tu fidelidad y a Abrahán tu bondad, como antaño prometiste a nuestros padres. Palabra de Dios.

 

SALMO RESPONSORIAL. Salmo 102  –  R.  El Señor es compasivo y misericordioso

  • Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides sus beneficios. R/.
  • Él perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades; Él rescata tu vida de la fosa, y te colma de gracia y de ternura. R/.
  • No está siempre acusando ni guarda rencor perpetuo; no nos trata como merecen nuestros pecados ni nos paga según nuestras culpas. R/.
  • Como se levanta el cielo sobre la tierra, se levanta su bondad sobre los que le temen; como dista el oriente del ocaso, así aleja de nosotros nuestros delitos. R/.

 

EVANGELIO. Del santo Evangelio según san Lucas 15, 1-3.11-32

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús todos los publicanos y los pecadores a escucharlo. Y los fariseos y los escribas murmuraban diciendo: “Ese acoge a los pecadores y come con ellos”. Jesús les dijo esta parábola: “Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: ‘Padre, dame la parte que me toca de la fortuna’. El padre les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, se marchó a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y se contrató con uno de los ciudadanos de aquel país que lo mandó a sus campos a apacentar cerdos. Deseaba saciarse de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba nada. Recapacitando entonces, se dijo: ‘Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me levantaré, me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros’. Se levantó y vino adonde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se le conmovieron las entrañas; y, echando a correr, se le echó al cuello y lo cubrió de besos. Su hijo le dijo: ‘Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo’. Pero el padre dijo a sus criados: ‘Saquen enseguida la mejor túnica y vístansela; pónganle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traigan el ternero cebado y sacrifíquenlo; comamos y celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado’. Y empezaron a celebrar el banquete. Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y la danza, y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. Este le contestó: ‘Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha sacrificado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud’. Él se indignó y no quería entrar, pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Entonces él respondió a su padre: ‘Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mí nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; en cambio, cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado’. El padre le dijo: ‘Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero era preciso celebrar un banquete y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos encontrado’”. Palabra del Señor.

 

PARA MEDITAR: La Eucaristía es el sacramento festivo que celebra el banquete fraterno de los hermanos reconciliados con Dios y entre sí. H aquí que ahora interviene el hijo mayor, que, al volver del campo, se niega a participar en la fiesta. Es la segunda parte de la parábola, que podría parecer superflua porque la primera tiene sentido completo y termina la acción narrada. ¿Por qué la añadió Jesús? Para responder a la situación creada. Son los escribas y fariseos, críticos de la conducta de Jesús, quienes hablan por boca del hermano mayor, que se muestra resentido y trata de injusto a su padre.

 

Tal protesta nacía de la envidia, del egoísmo y de la intransigencia, y no del sentido de la justicia y de la honradez. A pesar de ser el hijo bueno, se muestra más repugnante que el malo. Aunque parece tener razón, desempeña, no obstante, un papel antipático, hasta el punto de reclamar al padre un cabrito, cuando todo lo que hay en casa es suyo.

 

No nos cebemos en él y en los fariseos, porque todos podemos vernos reflejados también en él. El hijo mayor representa la persona intachable pero puritana, cumplidora pero dura e insensible, fiel pero sin amor. Su obediencia a la ley y su fidelidad al culto carecen de espíritu y de amor. Y sin amor, como dice san Pablo, de nada valen todas las demás supuestas virtudes.

 

Como los observantes fariseos, quizá con buena voluntad, pero con estrechez de metas, hay quienes se hacen una idea de Dios a su medida mezquina. Pero la enseñanza y conducta de Jesús nos dice que no responde a la realidad. Dios ofrece siempre la oportunidad de un perdón que regenera a la persona; y cuando él perdona rompe la ficha del archivo y comienza historial nuevo.

 

La parábola del hijo pródigo es la escenificación de nuestra situación y de la misericordia de Dios, significado en el padre; es un canto al amor perdonador de Dios; es la síntesis de la buena nueva de Jesús. Así es Dios, tan bueno, tan comprensivo, tan indulgente con quien se arrepiente, tan lleno de misericordia y tan rebosante de amor como el padre que se alegra del retorno de su hijo.

 

PARA REFLEXIONAR: ¿Realmente nos sentimos hijos amado de Dios? ¿Emprendemos sinceros caminos de conversión motivados por la gratuidad y misericordia del Señor?

 

ORACIÓN FINAL: Señor, hoy queremos desandar nuestro camino equivocado para descansar al fin en tus brazos abiertos, dejándonos querer por ti Así, rehabilitados por tu amor, podremos sentarnos a tu mesa con todos los hermanos. Amén.

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