Niño Jesús de Praga, Palabra del día

PAN DE LA PALABRA JUN 23 DE 2022

PAN DE PALABRA JUEVES.

 

PRIMERA LECTURA. Del libro del profeta Isaías 52, 13–53, 12

He aquí que mi siervo prosperará, será engrandecido y exaltado, será puesto en alto. Muchos se horrorizaron al verlo, porque estaba desfigurado su semblante, que no tenía ya aspecto de hombre; pero muchos pueblos se llenaron de asombro. Ante Él los reyes cerrarán la boca, porque verán lo que nunca se les había contado y comprenderán lo que nunca se habían imaginado. ¿Quién habrá de creer lo que hemos anunciado? ¿A quién se le revelará el poder del Señor? Creció en su presencia como planta débil, como una raíz en el desierto. No tenía gracia ni belleza. No vimos en él ningún aspecto atrayente; despreciado y rechazado por los hombres, varón de dolores, habituado al sufrimiento; como uno del cual se aparta la mirada, despreciado y desestimado. Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo tuvimos por leproso, herido por Dios y humillado, traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. Él soportó el castigo que nos trae la paz. Por sus llagas hemos sido curados. Todos andábamos errantes como ovejas, cada uno siguiendo su camino, y el Señor cargó sobre Él todos nuestros crímenes. Cuando lo maltrataban, se humillaba y no abría la boca, como un cordero llevado a degollar; como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca. Inicuamente y contra toda justicia se lo llevaron. ¿Quién se preocupó de su suerte? Lo arrancaron de la tierra de los vivos, lo hirieron de muerte por los pecados de mi pueblo, le dieron sepultura con los malhechores a la hora de su muerte, aunque no había cometido crímenes, ni hubo engaño en su boca. El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento. Cuando entregue su vida como expiación, verá a sus descendientes, prolongará sus años y por medio de Él prosperarán los designios del Señor. Por las fatigas de su alma, verá la luz y se saciará; con sus sufrimientos justificará mi siervo a muchos, cargando con los crímenes de ellos. Por eso le daré una parte entre los grandes, y con los fuertes repartirá despojos, ya que indefenso se entregó a la muerte y fue contado entre los malhechores, cuando tomó sobre sí las culpas de todos e intercedió por los pecadores. Palabra de Dios.

 

SALMO RESPONSORIAL. Salmo 39  –  R/. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

  • Cuántas maravillas has hecho, Señor y Dios mío, cuántos planes en favor nuestro. Nadie se te puede comparar. R/.
  • En tus libros se me ordena hacer tu voluntad; esto es, Señor, lo que deseo: tu ley en medio de mi corazón. R/.
  • He anunciado tu justicia en la gran asamblea; no he cerrado mis labios, tú lo sabes, Señor. R/.
  • No callé tu justicia, antes bien, proclamé tu lealtad y tu auxilio. Tu amor y tu lealtad no los he ocultado a la gran asamblea. R/.

 

EVANGELIO. Del santo Evangelio según san Lucas 22, 14-20

En aquel tiempo, llegada la hora de cenar, se sentó Jesús con sus discípulos y les dijo: “Cuánto he deseado celebrar esta Pascua con ustedes, antes de padecer, porque yo les aseguro que ya no la volveré a celebrar, hasta que tenga cabal cumplimiento en el Reino de Dios”. Luego tomó en sus manos una copa de vino, pronunció la acción de gracias y dijo: “Tomen esto y repártanlo entre ustedes, porque les aseguro que ya no volveré a beber del fruto de la vid hasta que venga el Reino de Dios”. Tomando después un pan, pronunció la acción de gracias, lo partió y se lo dio diciendo: “Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes. Hagan esto en memoria mía”. Después de cenar, hizo lo mismo con una copa de vino, diciendo: “Esta copa es la Nueva Alianza, sellada con mi sangre, que se derrama por ustedes”. Palabra del Señor.

 

PARA MEDITAR: En el discurso del monte que ha precedido en fragmentos diarios, hallamos un excelente resumen de su pensamiento y de las actitudes básicas de quien se propone ser su discípulo. Asimilando el espíritu de las bienaventuranzas, el cristiano debe ser luz del mundo y sal de la tierra, ha de hambrear la nueva justicia del Reino de Dios, debe ser capaz de perdonar amando a todos, incluso al enemigo, y ha de servir a Dios y no al dinero. Así cumpliremos de seguro la voluntad divina.

 

La Palabra de Dios es eficaz como la lluvia y la nieve, y penetrante como espada de doble filo. Por eso la Palabra de Dios pide una respuesta nuestra; más aún, lee lo profundo de nuestro corazón y nos juzga. Una meditación diaria y amorosa de la palabra la convertirá en eje de nuestra vida cristiana y en elemento constitutivo y nuclear de nuestra estructura personal.

 

Tenemos una cierta tendencia a suavizar las rotundas afirmaciones de Jesús, tildándolas de radicalismo verbal o literario. Una de ellas es la del evangelio de hoy: “No todo el que me dice “Señor, Señor” entrará en el Reino de los Cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo”. Puede uno incluso realizar milagros en nombre de Cristo y no ser reconocido por él como suyo; porque no son los labios, sino el corazón, la voluntad y las obras lo que cuenta para lograr el pase de entrada al Reino de Dios.

 

No podemos hoy soslayar los serios interrogantes que nos plantea la palabra de Jesús: ¿A qué clase de cristianos pertenecemos? ¿Somos la casa sobre roca o sobre arena? Amar a Dios amando a los hermanos es el cuadro completo de la voluntad divina sobre cada uno de nosotros, que queremos construir sólidamente sobre la roca y piedra angular que es Cristo.

 

PARA REFLEXIONAR: ¿Asumimos los momentos de prueba y crisis como oportunidades para afianzar nuestra fidelidad a Dios y a su Reino?

 

ORACIÓN: Tus mandamientos, Señor, son enteramente justos, más preciosos que el oro, más dulces que la miel. Por eso tu ley es mi herencia, la alegría de mi vida. Amén.

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