Niño Jesús de Praga, Palabra del día

PAN DE LA PALABRA JUL 26 DE 2024

PAN DE PALABRA VIERNES, Santos Joaquín y Ana, padres de la Bienaventurada Virgen María

 

PRIMERA LECTURA. Del libro del Sirácida 44, 1.10-15

Hagamos el elogio de aquellos hombres ilustres, que fueron nuestros padres. Ellos fueron misericordiosos y sus obras no se han olvidado. Se perpetúan en sus descendientes y estos son la rica herencia que han dejado. Sus hijos siguen fieles a la alianza y sus nietos también, gracias a ellos. Su gloria jamás se extinguirá. Sus cuerpos fueron sepultados en paz y su nombre durará eternamente. Que proclamen los pueblos su sabiduría y los alabe dignamente la asamblea. Palabra de Dios.

 

SALMO RESPONSORIAL. Salmos 131 – R.  El Señor Dios le ha dado el trono de David, su padre.

  • El Señor ha jurado a David una promesa que no retractará: “A uno de tu linaje pondré sobre tu trono”. R/.
  • Porque el Señor ha elegido a Sion, ha deseado vivir en ella: “Esta es mi mansión por siempre, aquí viviré, porque la deseo”. R/.
  • “Haré germinar el vigor de David, enciendo una lámpara para mi Ungido. A sus enemigos los vestiré de ignominia, sobre él brillará mi diadema”. R/.

 

EVANGELIO: Del santo Evangelio según san Mateo 13, 16-17

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Dichosos ustedes, porque sus ojos ven y sus oídos oyen. Yo les aseguro que muchos profetas y muchos justos desearon ver lo que ustedes ven y no lo vieron y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron”. Palabra del Señor.

 

PARA MEDITAR: La figura de santa Ana nos recuerda la casa paterna de María, Madre de Cristo. Allí vino María al mundo, llevando en ella el misterio extraordinario de la inmaculada concepción. Allí estaba rodeada del amor y de la solicitud de sus padres: Joaquín y Ana. Allí “aprendía” de su madre, precisamente de santa Ana, cómo ser madre. Y aunque, desde el punto de vista humano, María había renunciado a la maternidad, el Padre celestial, aceptando su entrega total, la agració con la maternidad más perfecta y más santa. Cristo, desde lo alto de la cruz, transfirió en cierto sentido la maternidad de su madre a su discípulo predilecto, e igualmente a toda la Iglesia, a todos los hombres. Cuando, como “herederos de la promesa divina”, nos encontremos en el radio de la maternidad de María, y cuando experimentemos su santa profundidad y plenitud, pensemos que fue precisamente santa Ana la primera en enseñar a María, su hija, cómo ser madre. “Ana” significa en hebreo: Dios “ha mostrado su gracia” (Juan Pablo II, Discursos, diciembre de 1978).

 

PARA REFLEXIONAR: ¿Cómo hacer visible a los muchos que buscan con esperanza que el reino de Dios ya ha irrumpido no solo en el mundo sino también en sus vidas sin que aún lo hayan descubierto? ¿De dónde debe partir el testimonio eclesial sobre el triunfo de la esperanza sobre toda desilusión?

 

ORACIÓN FINAL: Padre Santo, qué gran noticia saber que a diferencia de muchos profetas y justos vemos lo que vemos y somos partícipes con Jesús de la transformación de la sociedad. Danos tu espíritu Santo para ser testigos para los muchos que siguen sin ver lo que nosotros ya hemos contemplado, Amén.

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