Niño Jesús de Praga, Palabra del día

PAN DE LA PALABRA FEB 11 DE 2022

PAN DE PALABRA VIERNES.

 

PRIMERA LECTURA. Del Primer libro de los Reyes 11, 29-32; 12, 19

Un día, salió Jeroboán de Jerusalén, y el profeta Ajías, de Siló, envuelto en un manto nuevo, se lo encontró en el camino; estaban los dos solos, en descampado. Ajías agarró su manto nuevo, lo rasgó en doce trozos y dijo a Jeroboán: “Cógete diez trozos, porque así dice el Señor, Dios de Israel: ‘Voy a arrancarle el reino a Salomón y voy a darte a ti diez tribus; lo restante será para él, en consideración a mi siervo David y a Jerusalén, la ciudad que elegí entre todas las tribus de Israel’”. Así fue como se independizó Israel de la casa de David hasta hoy. Palabra de Dios.

 

SALMO RESPONSORIAL. Salmo 80  –  R/. Yo soy el Señor, Dios tuyo: escucha mi voz.

  • No tendrás un dios extraño, no adorarás un dios extranjero; yo soy el Señor, Dios tuyo, que te saqué del país de Egipto. R/.
  • Pero mi pueblo no escuchó mi voz, Israel no quiso obedecer: los entregué a su corazón obstinado, para que anduvieran según sus antojos. R/.
  • ¡Ojalá me escuche mi pueblo y camine Israel por mi camino!: en un momento humillaría a sus enemigos y volvería mi mano contra sus adversarios. R/.

 

EVANGELIO. Del santo Evangelio según san Marcos 7, 31-37

En aquel tiempo, dejó Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del lago de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga las manos. Él, apartándolo de la gente a un lado, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua. Y, mirando al cielo, suspiró y le dijo: “Effetá” esto es: “Ábrete”. Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba sin dificultad. Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos. Y en el colmo del asombro decían: “Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos”. Palabra del Señor.

 

PARA MEDITAR: “Effetá”, ábrete. La salvación mesiánica sigue actuando más allá de las fronteras de Israel. Jesús se encuentra en la Decápolis, adonde ha llegado desde Tiro y Sidón, dando un largo rodeo por Galilea. Allí cura a un sordo que, además, apenas podía hablar. Los tres tiempos habituales en la narración de milagros están perfectamente marcados: situación del enfermo, curación por Jesús y reacción de la gente. En este caso cobran un realce especial el segundo y tercer tiempos.

 

Del enfermo solo se dice que es sordomudo. No se menciona, como otras veces, su fe mediante palabras o gestos; si bien es cierto que, tratándose de un sordomudo, se explica fácilmente su pasividad. La fe la demuestran sus familiares o amigos que se lo presentan a Jesús pidiéndole que le imponga las manos.

 

El proceso de curación, en cambio, se describe con más detalle de lo habitual, con una atención muy personal de Jesús al enfermo, como buen médico que era. “Apartándolo de la gente a un lado, le metió los dedos en los oídos, y con la saliva le tocó la lengua”, porque en la saliva se veían propiedades curativas.

 

  • La esperanza de los pobres. La respuesta de la gente resalta el entusiasmo de los paganos por Jesús, que supera con mucho la adhesión de los judíos en situaciones similares. Haciendo caso omiso del silencio que Jesús les impone, “en el colmo de su asombro decían: Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos”.

 

En este final hay dos referencias del antiguo Testamento. Primera: Después de la creación, “vio Dios todo lo que había hecho: y era muy bueno”. Jesús acababa de realizar una nueva creación: el nacimiento del sordomudo a una vida nueva. Su palabra eficaz, como Dios que era, no quedó vacía sino que consiguió lo que él quiso: Ábrete a la vida, al hombre nuevo, a la comunicación con los demás; libérate de tu marginación y tu desesperanza.

La segunda referencia tiene sabor profético: “Su Dios vendrá y los salvará. Entonces se despegarán los ojos de los ciegos, los oídos del sordo se abrirán, saltará como un ciervo el cojo, la lengua del mudo cantará”. Con Jesús ha llegado la era de la salvación mesiánica, anunciada por los profeta.

 

PARA REFLEXIONAR: ¿Interpretamos los mensajes proféticos que el Señor nos envía para mostrarnos su amor y fidelidad? ¿Somos capaces de comunicar los mensajes que Jesús obra en nosotros?

 

ORACIÓN: Tócanos, Señor, con el soplo creador de tu Espíritu y renuévanos en la fe de nuestro bautismo. Así naceremos de nuevo como hombres y mujeres libres, cuya vida y labios confiesan a Cristo como Señor. Amén.

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