Niño Jesús de Praga, Palabra del día

PAN DE LA PALABRA AGO 08 DE 2022

PAN DE PALABRA LUNES.

 

PRIMERA LECTURA. De la profecía de Ezequiel 1, 2-5.24-28c

El año quinto de la deportación del rey Joaquín, el día cinco del mes cuarto, vino la palabra del Señor a Ezequiel, hijo de Buzí, sacerdote, en tierra de los caldeos, a orillas del río Quebar, y allí se apoyó sobre mí la mano del Señor. Yo miré: vi que venía del norte un viento huracanado, una gran nube y un zigzagueo de relámpagos. Nube nimbada de resplandor, y, entre el relampagueo, como el brillo del electro. En medio de estos aparecía la figura de cuatro seres vivientes; tenían forma humana. Y oí el rumor de sus alas, como estruendo de aguas caudalosas, como la voz del Todopoderoso, cuando caminaban; griterío de multitudes, como estruendo de tropas; cuando se detenían, abatían las alas. También se oyó un estruendo sobre la plataforma que estaba encima de sus cabezas; cuando se detenían, abatían las alas. Y por encima de la plataforma, que estaba sobre sus cabezas, había una especie de zafiro en forma de trono; sobre esta especie de trono sobresalía una figura que parecía un hombre. Y vi un brillo como de electro (algo así como fuego lo enmarcaba) de lo que parecía su cintura para arriba, y de lo que parecía su cintura para abajo vi algo así como fuego. Estaba nimbado de resplandor. El resplandor que lo nimbaba era como el arco iris que aparece en las nubes cuando llueve. Era la apariencia visible de la gloria del Señor. Al contemplarla, caí rostro en tierra. Palabra de Dios.

 

SALMO RESPONSORIAL. Del salmo 148  –  R/. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.

  • Alaben al Señor en el cielo, alaben al Señor en lo alto. Alábenlo, todos sus ángeles; alábenlo, todos sus ejércitos. R/.
  • Reyes y pueblos del orbe, príncipes y jefes del mundo, los jóvenes y también las doncellas, los viejos junto con los niños. R/.
  • Alaben el nombre del Señor, el único nombre sublime. Su majestad sobre el cielo y la tierra. R/.
  • El acrece el vigor de su pueblo. Alabanza de todos sus fieles, de Israel, su pueblo escogido. R/.

 

EVANGELIO. Del santo Evangelio según san Mateo 17, 22-27

En aquel tiempo, mientras Jesús y los discípulos recorrían juntos la Galilea, les dijo Jesús: “Al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres, lo matarán, pero resucitará al tercer día”. Ellos se pusieron muy tristes. Cuando llegaron a Cafarnaún, los que cobraban el impuesto de las dos dracmas se acercaron a Pedro y le preguntaron: “¿Su Maestro no paga las dos dracmas?”. Contestó: “Sí”. Cuando llegó a casa, Jesús se adelantó a preguntarle: “¿Qué te parece, Simón? Los reyes del mundo, ¿a quién le cobran impuestos y tasas, a sus hijos o a los extraños?”. Contestó: “A los extraños”. Jesús le dijo: “Entonces, los hijos están exentos. Sin embargo, para no escandalizarlos, ve al lago, echa el anzuelo, coge el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda de plata. Cógela y págales por mí y por ti”. Palabra del Señor.

 

PARA MEDITAR: El evangelio de hoy consta de dos temas distintos en mutua referencia. El primero es el anuncio que Cristo hace de su muerte y resurrección. El segundo tema es el impuesto del templo, signo de lealtad a la religión judía. El pago anual del impuesto del templo de Jerusalén, para el mantenimiento del culto, era obligación sagrada de todo israelita varón a partir de los veinte años, incluso estando fuera de Palestina.

 

“Los hijos están exentos”. Jesús es el Hijo del Padre y mayor que el templo mismo; no estaba, por tanto, obligado a un tributo cuyo destino era el culto de Dios. Libertad que hace extensiva a sus discípulos, sus hermanos, que son hijos del mismo Padre. Sin embargo, “para no dar mal ejemplo”, renuncia a su derecho y se somete al impuesto del templo.

 

El tributo de los hijos. El anuncio por Jesús de su muerte y resurrección, en conexión con el impuesto del templo, avisa de que Jerusalén deja de ser el centro de la nueva religión. Cristo será el templo de la nueva alianza, como Él dijo cuando purificó el templo. La nueva comunidad que surge de la Pascua, es decir, de la muerte y resurrección de Jesús, será también el templo espiritual del Señor. Por eso su culto a Dios no limita ya con el espacio del santuario, sino con la vida entera.

 

La verdad fundamental que nos une a los creyentes es que Jesús es nuestro hermano y su Padre nuestro padre. Ahora bien, el tributo que un padre pide de sus hijos es el amor. Eso es lo que ha de manifestar también nuestra ofrenda para el culto; de lo contrario sería una aportación monetaria vacía de contenido religioso.

 

REFLEXIONEMOS: ¿Somos ciudadanos responsables en el cumplimiento de nuestros deberes cívicos? ¿Vigilamos para que los administradores de los bienes comunes sean honestos?

 

OREMOS JUNTOS: Cristo nos ha redimido para vivir en libertad; mantennos firmes, Señor, para que no nos sometamos de nuevo al duro yugo de la esclavitud del pecado. Amén.

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