Palabra del día

Evangelio Junio 10 de 2020

“No crean que he venido a abolir la ley o los profetas: no he nevido a abolir, sino a dar plenitud” – Del Evangelio según San Mateo 5,17-19

PRIMERA LECTURA

Del Primer libro de los Reyes 18, 20-39

En aquellos días, fueron muchos los que se convirtieron y abrazaron la fe. Cuando llegaron estas noticias a la comunidad cristiana de Jerusalén, Bernabé fue enviado a Antioquía. Llegó Bernabé, y viendo la acción de la gracia de Dios, se alegró mucho; y como era hombre bueno, lleno del Espíritu Santo y de fe, exhortó a todos a que, firmes en su propósito, permanecieran fieles al Señor. Así se ganó para el Señor una gran muchedumbre. Entonces Bernabé partió hacia Tarso, en busca de Saulo; y cuando lo encontró, lo llevó consigo a Antioquía. Ambos vivieron durante todo un año en esa comunidad y enseñaron a mucha gente. Allí, en Antioquía, fue donde por primera vez los discípulos recibieron el nombre de “cristianos”. Había en la comunidad cristiana de Antioquía algunos profetas y maestros, como Bernabé, Simón (apodado el “Negro”), Lucio el de Cirene, Manahén (que se crió junto con el tetrarca Herodes) y Saulo. Un día estaban ellos ayunando y dando culto al Señor, y el Espíritu Santo les dijo: “Resérvenme a Saulo y a Bernabé para la misión que les tengo destinada”. Todos volvieron a ayunar y a orar; después les impusieron las manos y los despidieron.

Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 15

R/. Protégeme Dios mío, pues eres mi refugio.

• Protégeme, Dios mío, pues eres mi refugio. Yo siempre he dicho que tú eres mi Señor. R/.

• Los ídolos abundan y tras ellos se van todos corriendo, mas yo no he de ofrecerles sacrificios,

jamás invocaré sus nombres. R/.

• El Señor es la parte que me ha tocado en herencia, mi vida esta en sus manos tengo siempre presente al Señor y con él a mi lado jamás tropezaré. R/.

• Enséñame el camino de la vida, sáciame de gozo en tu presencia y de alegría perpetua junto a tí. R/.

EVANGELIO

No crean que yo vine a suprimir la ley o los profetas.

Del Evangelio según san Mateo 5, 17-19

“No crean que yo vine a suprimir la ley o los profetas; no vine a suprimirlas, sino para darle su forma definitiva. Les aseguro que primero cambiaran el cielo y la tierra, antes que una coma de la ley. Todo se cumplirá. Por tanto, el que deje de cumplir uno de los mandamientos de la ley, por insignificante que parezca, y enseñe a los hombres a desobedecerlo, será el más pequeño en el Reino de los Cielos. Al contrario el que los cumpla y los enseñe será grande en el Reino de los Cielos.

Palabra del Señor.

PARA MEDITAR

La comunidad cristiana necesita personas como Bernabé: – que saben ver los valores y los aspectos positivos en las personas y en los acontecimientos, y se alegran sinceramente; – que están llenas de fe y saben descubrir la acción del Espíritu en los signos de los tiempos; – que se dedican a reconciliar, a poner paz; que dan margen de confianza a las personas; que están más dispuestas a dialogar que a condenar y censurar; – que tienen el don de discernir lo que es conveniente para el bien de la comunidad y la difusión del Evangelio; – que saben descubrir los “Saulos de Tarso” que hay en la comunidad (o fuera de ella) y darles cauce para su actuación.

No hace falta que todos sean protagonistas. Bernabé no lo fue. Le hizo sombra la figura extraordinaria de Pablo. Él supo estar en segunda fila, pero colaboró lealmente con Pablo, aunque no siempre compartiera sus opiniones, y puso “aceite” en la vida de la comunidad.

Si también nosotros fuéramos personas conciliadoras, que saben ver más los valores que los defectos, que deciden tender puentes que unan, sin acentuar las divisiones, irían bastante mejor nuestras comunidades. Y, además, sería mucho más creíble y eficaz nuestro trabajo misionero fuera de la comunidad. Como lo fue el de Bernabé.

PARA REFLEXIONAR

Como san Bernabé, ¿sabemos descubrir que Jesús es la fuerza que nos ayuda a avanzar cada día, para llevar con nuestra vida un mensaje de bondad y paz a los demás?

ORACIÓN FINAL

Padre: ayúdanos a avanzar en la solidaridad y ayudar a los otros, con bondad y amor, para saber discernir tu voluntad y extender tu Reino en el mundo. Amén.

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