El sínodo es un camino de discernimiento espiritual,
de discernimiento eclesial, que se realiza en la
adoración, en la oración, en contacto con la Palabra
de Dios…. La Palabra nos abre al discernimiento
y lo ilumina, orienta el Sínodo para que no sea
una “convención” eclesial, una conferencia de
estudios o un congreso político, para que no sea un
parlamento, sino un acontecimiento de gracia, un
proceso de sanación guiado por el Espíritu