PAN DE PALABRA MIÉRCOLES.
PRIMERA LECTURA. Del libro de Jeremías 18, 18-20
En aquellos días, los enemigos del profeta se dijeron entre sí: “Vengan, tendamos un lazo a Jeremías, porque no le va a faltar doctrina al sacerdote, consejo al sabio, ni inspiración al profeta. Vengan, ataquémoslo de palabra y no hagamos caso de sus oráculos”. Jeremías le dijo entonces a Dios: “Señor, atiéndeme. Oye lo que dicen mis adversarios. ¿Acaso se paga bien con mal? Porque ellos han cavado una fosa para mí. Recuerda cómo he insistido ante ti, intercediendo en su favor, para apartar de ellos tu cólera”. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL. Salmo 30 – R/. Sálvame, Señor, por tu misericordia.
- Sácame, Señor, de la trampa que me han tendido, porque tú eres mi amparo. En tus manos encomiendo mi espíritu y tú, mi Dios leal, me librarás. R/.
- Oigo las burlas de la gente y todo me da miedo; se conjuran contra mí y tratan de quitarme la vida. R/.
- Pero yo, Señor, en ti confío. Tú eres mi Dios y en tus manos está mi destino. Líbrame de los enemigos que me persiguen. R/.
EVANGELIO. Del santo Evangelio según san Mateo 20, 17-28
En aquel tiempo, mientras iba de camino a Jerusalén, Jesús llamó aparte a los Doce y les dijo: “Ya vamos camino de Jerusalén y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, que lo condenarán a muerte y lo entregarán a los paganos para que se burlen de Él, lo azoten y lo crucifiquen; pero al tercer día, resucitará”. Entonces se acercó a Jesús la madre de los hijos de Zebedeo, junto con ellos, y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó: “¿Qué deseas?”. Ella respondió: “Concédeme que estos dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, en tu Reino”. Pero Jesús replicó: “No saben ustedes lo que piden. ¿Podrán beber el cáliz que yo he de beber?”. Ellos contestaron: “Sí podemos”. Y Él les dijo: “Beberán mi cáliz; pero eso de sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; es para quien mi Padre lo tiene reservado”. Al oír aquello, los otros diez discípulos se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús los llamó y les dijo: “Ya saben que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. Que no sea así entre ustedes. El que quiera ser grande entre ustedes, que sea el que los sirva, y el que quiera ser primero, que sea su esclavo; así como el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar la vida por la redención de todos”.
Palabra del Señor.
PARA MEDITAR: Es Jesús mismo quien anuncia su pasión a los doce en el evangelio de hoy. En él distinguimos estas tres secciones: 1.ª Anuncio de su pasión, muerte y resurrección por Jesús; es ya el tercero de los tres anuncios. 2.ª Petición de los primeros puestos para sus dos hijos por parte de la madre de los apóstoles Santiago y Juan. En el lugar paralelo, el evangelista Marcos, que representa la versión original de este pasaje, pone la petición directamente en boca de los dos hermanos (10, 32ss). A ellos se dirige Cristo en su respuesta: “No saben lo que piden. ¿Son capaces de beber el cáliz que yo he de beber?”. Alusión a su pasión y muerte. Aunque, de hecho, participarán en los sufrimientos del Señor, los puestos están reservados ya por el Padre.
La petición de los primeros puestos en el futuro reino del mesías revela dos puntos: 1.° Que los apóstoles, como todos los judíos, esperaban un mesías político con poder y reino temporal. 2.° Que, por tanto, les ha resbalado por completo el anuncio que de su pasión y muerte humillantes, aunque coronadas con la gloria de la resurrección, acaba de hacerles Jesús.
El que quiera ser grande. Jesús no pierde esta ocasión para adoctrinar a los doce, futuros guías y pilares de su Iglesia, sobre la función que habrán de desempeñar en la comunidad. Una vez más el maestro rompe los esquemas convencionales: “Saben que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre ustedes: el que quiera ser grande entre ustedes, que sea su servidor; y el que quiera ser primero entre ustedes, que sea su esclavo”.
En la comunidad cristiana la autoridad y la responsabilidad, e incluso la fraternidad, deben ser sinónimo de servicialidad. En el grupo de los que seguimos a Cristo no tienen cabida el dominio, el autoritarismo, la ambición y la voluntad de poder. Todo eso rompe la comunión eclesial; eso queda para los políticos. Así condena también Jesús, al menos implícitamente, toda equiparación de la Iglesia y del Reino de Dios a las estructuras de poder y a los sistemas de gobierno.
PARA REFLEXIONAR: ¿Hasta qué punto nos identificamos con Jeremías, el profeta perseguido, y con Jesús, que vino para servir y dar la vida?
ORACIÓN: Señor, transforma con tu Espíritu nuestros corazones para que, como Jesús, optemos por la grandeza de servir. Amén.